viernes, 28 de agosto de 2009

** 15 DE AGOSTO DE 2009. SOLO TÚ

Querido Blog,

Aún no ha pasado una semana desde que te escribí por primera vez, pero hoy me he visto con las ganas necesarias para empezar a contarte mi historia.

Me llamo Simón, aunque en realidad sabes que no. Pero siempre me gustó ese nombre y he decidido que ahora que puedo, voy a llamarme como me salga de los cojones.
Excepto este insignificante detalle, el resto de lo que a partir de ahora te voy a relatar es tan real como este puño, que con dolor y ansia escribe por la mera ilusión de saber que a algún sitio llegarán mis letras.

Ante todo que sepas, amigo mío, que no soy ningún bicho raro ni ser horrible, al igual que muchos compañeros que he podido conocer en todo este tiempo aquí dentro.
Solo soy uno más que un día cometió un error.
Una de las cosas que más me sorprendieron al llegar a este sitio, es ver como la mayoría de los que estamos aquí, se consideran inocentes. Yo no.

Soy culpable. Culpable de todo esto y mucho más. De cosas aún más graves en las que no interviene la legalidad. Mis decisiones llegaron mucho más allá de lo que ningún juez podrá comprender jamás.

Con 35 años, una hija de 6 y una casi esposa de 33… me vi envuelto en una gran bola de mierda que me llevaron a hacer cosas que nunca hubiera hecho si no hubiese llegado a tal situación extrema, aunque bien me lo pudiera haber ahorrado.

Ahora tengo 36, una hija de 7 y una casi menos esposa que antes de 34. Tras “solo” un año parece que llevo toda una vida, y la angustia constante que es el pensar en lo que queda y quedará supera lo expresable para que puedas comprenderme, aunque solo sea un poco.

Estoy preso. Pero no por estas paredes grises que me envuelven, ni por los vigilantes ingratos e inhumanos, ni por las rejas que me rodean. Estoy preso de mi hija, de mi vida.



Llevo un año, un mes, trece días y siete horas que no la veo, ni la toco ni la huelo. Y esa es la mayor condena que se le puede aplicar a un ser humano.

Me despido con lágrimas. Pero no unas lágrimas cualquiera, unas lágrimas que lloran por no caer donde antes caían. Que caen por no poder tocar aquella piel inocente que me desvelan cada madrugada.

A ti, Sara. Porque no me puedo inventar tu nombre. Porque solo tú has pagado el precio de todos mis embustes sin saberlo. A ti, mi rubia ingenua, a la que veo crecer sin verla, a la que oigo hablar sin oírla, a la que logro tocar con tan solo cerrar los ojos.

Por ti respiro y aguanto, por ti me calmo y espero.

1 comentario:

  1. Hola simon, aunque por lo que lei no es tu verdadero nombre, pero eso no me importa, ni tu nombre ni tu a pellido ni lo que aigas hecho para merecerte el aislamiento de la sociedad,si no tu alma. No se ni como llegue a este blog,pero espera antes de continuar, dejame decirte que yo no creo en las coincidencias, yo creo que todo llega, a donde tiene que llegar,y yo llegue a este blog despues de haber tenido un dia muy ajetreado de trabajo y usualmente lo que hago los lunes es comer y recostarme a ver la tele, para postereormente quedarme dormido,pero el dia de hoy por alguna razon prendi la computadora, busque mi blog, y te repito no se ni como llegue al tuyo. La razon por la que te escribo? me identifique contigo, ya que yo tengo un hermano en prision, y al mismo tiempo vivo sin poder tocar ni ver a mis tres hijos,si tu me escribes de regreso te podre contar mas, por lo pronto solo quiero sin ser un fanatico religioso, ya que disto mucho de serlo, que dios es su infinita sabiduria NUNCA nos da un peso mas grande de el que nuestro cuerpo puede soportar,dios te bendiga donde quiera que estes.
    A ti (el hermano de simon) te felisito por haber tenido tan grandiosa idea de crear un blog para tu hermano, sabes? yo amo al mio, y lloro a todo momento por el, se tambien por todo el dolor por el que as pasado tu y tu familia, nunca dejes de apollar a tu hermano y dios te bendiga a ti tambien.

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